El príncipe de Arabia Saudí Mohammed bin Salman es un gran forofo de los videojuegos. Tanto es así que el fondo soberano de inversión del país, el cual preside, acaba de invertir más de 3000 millones de dólares en acciones de compañías punteras del sector. No se trata del primer movimiento de este calado que realiza el país, o más concretamente el príncipe, ya que con su fundación adquirió un tercio de SNK hace unos cuantos meses.
La operación se divide entre tres de las mayores compañías occidentales del videojuego. Estamos hablando de Activision-Blizzard (Call of Duty, WoW, Candy Crush), Electronic Arts (FIFA, Battlefield, Sims) y Take-Two Interactive (GTA, Red Dead Redemption, NBA 2K). Destaca Activision, ya que el príncipe ha comentado en ocasiones pasadas que es un gran fan de la saga Call of Duty
La división de la compra es la siguiente. El PIF (así es como se llama el fondo), ha adquirido un 3.5% de Activision-Blizzard con 1600 millones de dólares, un 2.6 de EA por 1000 millones y un 3.5 de Take-Two a cambio de 825 millones. No es el único activo del fondo, ya que Uber ha recibido 4400 millones y Live Nation unos 1000 millones.
Esta relación inversora puede pasar por detrás de las cámaras o no afectar directamente a los consumidores; sin embargo, esto no fue lo que sucedió hace un tiempo con el patrocinio de Neom (un proyecto de macrociudad del propio príncipe) en la League of Legends European Championship (LEC). En ese momento tanto los narradores como los espectadores pidieron a Riot Games cancelar el acuerdo, ya que los valores de la competición en defensa de minorías como las LGTBIQ+ están enfrentadas a lo que ocurre en Arabia Saudí.
De momento estas adquisiciones son bastante pequeñas sobre el total de la empresa, pero si las sumamos a las que realiza de forma usual el gigante chino Tencent, las compañías occidentales de videojuegos más importantes tienen un importante porcentaje de su propiedad en manos internacionales.
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