Los juegos de estrategia son algo que si bien fomenta nuestra capacidad mental y nos hace exprimirnos el cerebro, también pueden sacar lo peor de cada uno de nosotros. La inocente presión del principio de una partida empieza a escalar conforme pasan los minutos, convirtiéndose en una mezcla de desatinos a veces, que nos ponen de los nervios - sea un título en tiempo real o no - en cuanto el enemigo entra en escena. Pero hoy, os traemos algo excelso para evitar la ansiedad, o por lo menos para moldearla un poco. Before We Leave nos ofrece una experiencia relajante. Sí, es un “City Builder” o en nuestro idioma, un constructor de ciudades; pero es un juego que viene estando libre de conflicto.
Quien escribe este análisis ha hecho incluso la prueba: lo ha mostrado a más de una persona y todos han dicho que qué aspecto más excelente tiene. Hay quien ha querido ver una especie de imitación de Catán en cuanto ha visto los polígonos en los que se divide el suelo, pero nada más lejos de la realidad: estamos ante otro tipo de experiencia. Es un juego concienzudo, entretenido y que nos ofrece muchas opciones. Y todo con la idea de que hasta vamos a poder disfrutar de la experiencia. Vamos a gestionar, a ver qué es lo que ha ocurrido para que nos veamos construyendo ciudades y quienes son estos seres a los que nos toca ayudar. Saludad a los “Peeps”.
Ha habido un cataclismo (¿por qué si no íbamos a tener que convertirnos en unos pseudo-dioses que cuidan de los Peeps?), y simple y llanamente, la Tierra ha quedado devastada, aunque llena de naturaleza con el paso de los años. Claro que sí, un punto de buen rollo póstumo, que eso le gusta a todo el mundo. Los Peeps vuelven a la superficie saliendo de búnkers y, tranquilos, aquí no vamos con un PipBoy. La cuestión es que estos Peeps no son idiotas, y saben más o menos lo que necesitan, y que nosotros, en esta ocasión, no vamos a darles órdenes, sino a situar los elementos en el escenario para que ellos interaccionen con su pequeña dosis de inteligencia artificial. Por tanto, todos estos “polígonos” en los que se divide el suelo son nuestro territorio para ir situando las fuentes de recursos, es decir, la madera, la piedra e incluso los edificios con el conocimiento necesario para aprender a emplear herramientas o a hacer minería.
Pero es que en este juego el auténtico recurso útil son los Peeps, no los propios elementos. Tenemos que situarlo todo para hacer de ellos seres prósperos y que estén la mar de contentos, porque así trabajarán más y mejor. Si no es así, se convertirán en seres lentos. Necesitan comer, necesitan beber, necesitan sentirse felices y sólo entonces podrán desarrollar una auténtica sociedad. Así que obviar lo de dotar al terreno de muchos elementos comestibles, que aquí no vamos a conseguir nada por hartarlos de comer. Y todo esto con una única finalidad: expandirnos. Seguir creciendo. Colonizar más y más hasta expandir nuestro imperio de Peeps por el sistema solar, pero sin necesidad de preocuparnos por un ataque masivo, sino simplemente, tratando de preparar el entorno más adecuado para que estos seres estén cómodos, sin polución y sin malestar. Y aquí donde lo veis, esto se vuelve todo un desafío.
De hecho, lo primero que os vamos a recomendar (y más tratándose de un juego en el que la “campaña” no contiene un argumento como tal) es que le deis una oportunidad al tutorial. Que sea un juego “relajante” no significa en ningún caso que se trate de una experiencia al alcance de todos o que sea sencillo. De hecho, es bastante técnico, difícil en algunos sentidos, desafiante para la mente en otros. La tecnología empezará a surgir, y pasaremos de estar cortando tocones de madera a dotar a nuestros Peeps de la posibilidad de desplazarse, e incluso llegaremos a ofrecerles un aeropuerto para que vuelen a otros lugares y sean felices. Por no hablar del momento en el que conseguimos salir de la órbita y expandirnos a otros mundos. Y todo esto con un fuerte sentido de colaboración por recursos: no todos los mundos ofrecen lo mismo, y por tanto vamos a tener que establecer un buen sistema de transporte entre mundos y sus mercancías.
Esta es la tónica del juego, una experiencia básicamente centrada en la gestión pero exenta de la prisa de una acuciante belicosidad. No os preocupéis por enfrentamientos: esto es un “Springfield/Tapped Out” pero de sobremesa con cantidad de opciones (no se trata de comparar los juegos, sino de comprender la propuesta pacífica de los mismos). Ahora viene la cuestión: ¿cómo se desenvuelve esto en nuestros PC? Vamos a tratar este tema: estamos ante un juego de estrategia que en cierto modo nos recuerda a lo que podría haber sido una evolución gráfica de Black & White. Un producto sencillo en muchos sentidos, que ofrece cuatro escenarios diferentes (aunque tampoco excesivamente, en el fondo) entre sí.
No cabe duda de que el trabajo realizado está lleno de detalles, y el primer parche además nos incluye nuevos efectos, como los atmosféricos (sí, nuestros pobres Peeps van a mojarse con lluvia). Pero todo está sujeto a una comedida experiencia visual, que no nos va sino a influir para distinguir qué podemos y qué no podemos hacer. De hecho, la división poligonal sirve más bien para que tengamos un esquema mental, y sentir que no podemos emplear el terreno al gusto llega a parecernos algo un poco desquiciante hasta que comprendemos la mecánica de la que hace gala este juego. Dejando a un lado el apartado visual, que como decimos cumple bien pero sin alardes, podemos hablar de a nivel sonoro, si bien no vamos a dar con una experiencia que catapulte los sentidos, todo funciona también bien en general, sin más alardes. A nivel jugable, estamos ante un título cuyo hábitat es el PC, sin duda; ratón en mano y disfrutando de las opciones.
La ficha completa
- Título: Before We Leave
- Desarrolla: Balancing Monkey Games
- Distribuye: Team 17
- Fecha de lanzamiento: 13 de mayo 2021
- Plataformas: PC
- Precio: 17.99€