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Análisis de Arise: A Simple Story para PC, PS4 y Xbox One

Análisis de Arise: A Simple Story para PC, PS4 y Xbox One

Piccolo Studio apuesta por una obra minimalista que apunte a los sentimientos más universales del ser humano. Arise es un viaje por las etapas de la vida mostrando los momentos más felices de la misma pero, también, los más dolorosos.

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A veces llegan obras a la industria sin hacer demasiado ruido. Con el impacto justo como para funcionar a través del boca a boca e ir conectado a la comunidad a través de las emociones que ha conseguido transmitir a sus usuarios y no, necesariamente, por la abusiva publicidad o por tratarse de videojuegos AAA, que siempre tienen la puerta principal abierta. Arise: A Simple Story ha llegado justo en el momento oportuno. Aquel en el que, ya tocando finales de año, uno cree que tiene ya finiquitada su lista de los mejores juegos. Pero, resulta, que Arise ha desmantelado ese listado para colarse en él de forma firme y contundente.

La obra de Piccolo Studio, como bien dice ya desde su título, es una historia simple, sin demasiados tejemanejes, sin complicaciones que busquen profundizar en sensaciones complejas ni tampoco el de buscar significados aquí y allá. Arise: A Simple Story es un viaje por los recuerdos de una vida: algunos alegres, otros tristes y unos de los que no querríamos desprendernos jamás. La trama se compone de diversos episodios mediante los cuales vamos descubriendo el pasado de un hombre, el protagonista que controlamos, en las distintas etapas de su vida. Desde su infancia, pasando por la edad adulta, y terminando con la vejez.

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Lo bonito de Arise, puede que incluso lo más importante de la obra, es que ese camino por el que atravesamos es el mismo por el que todos hemos pasado o pasaremos. Y nos lo explica sin ni un solo diálogo. Desgraciadamente, crecer, progresar en la vida, es sinónimo de pérdida, de ver cómo unos creces y cómo otros se marchan. Arise tiene la capacidad de unir a sus usuarios bajo un mismo manto de emociones y sensaciones gracias los temas tan universales que trata. Sobre todo el modo en el que lo hace, puesto que, como comentábamos, no lo hace a través de fórmulas complejas, metáforas o significados ocultos. Muestra las cosas tal y como son. La vida es una caja de sorpresas que, lamentablemente, no dice en ninguna parte que vaya a ser justa.

De ese modo, pasamos por fases en las que con una música mágica y preciosa nos adentraremos por bosques salidos de la cinematografía de Disney, repletos de seres vivos, naturaleza, una gran paleta de colores y mucha diversión. Un paraje idílico para los más pequeños, y los adultos, que saca una sonrisa sin que podamos evitarlo. Sin embargo, también caminaremos por lugares oscuros, fríos y solitarios que nos recordaran a las peores etapas que hayamos pasado, sea por el motivo que sea. La música descenderá su ritmo y donde antes podíamos bailar con cada compás, ahora tendremos la sensación de que cada nota nos hunde más.

La banda sonora de Arise, en ese sentido, juega un papel muy importante, porque es el elemento principal que determina, o nos indica, el tipo de emoción que el videojuego quiere transmitir en cada uno de los momentos que componen la historia. Es lo que nos guía como jugadores, y como espectadores, y lo que hace que cada pequeño instante pueda ser increíble. Los paseos largos por el bosque o zonas, que no queremos spoilear, por las que se quiere dar forma al sentimiento del amor se hacen verdaderamente palpables cuando suena la melodía que baña la obra.

Una música que, por otro lado, se ve acompañada por un diseño artístico del que solamente, también, podemos decir maravillas. Los escenarios están sacados de un cuento de película y no hay ningún 'pero' que ponerles. Cada frame, fácilmente, podría estar en un museo. Salvo, quizás, que la cámara no nos deja disfrutarlo como a nosotros nos gustaría, porque en Arise el joystick derecho, que se usa habitualmente para controlar la cámara a nuestro antojo, sirve aquí para manipular el tiempo, que es una de las mecánicas en las que se basa el juego.

Mediante ese stick derecho podremos avanzar o retroceder en el tiempo para poder ir avanzando por las plataformas de cada nivel. El objetivo es el de moldear el escenario según nos convenga, poniendo a nuestro favor posiciones determinadas de objetos que se mueven por derrumbamientos o causas medioambientales, o añadir o quitar nieve del entorno si lo que queremos es ascender o descender de un nivel en particular. En lo jugable puede que ese sea el mayor punto negativo que vamos a poder ponerle, porque sí que es cierto que en muchos momentos hemos tenido problemas con los saltos para poder avanzar en los niveles debido a que la cámara no es algo que controlemos. Además, esa mecánica de salto falla en más de una ocasión, haciendo que tengamos que volver al punto de control y “matando” así alguna que otra secuencia que nos estaba encantando: con la música y el arte.

Por lo demás, Arise: A Simple Story es un videojuego que nos ha encantado a todos sus niveles. Puede que en cuanto a puzles y plataformas sí que resulte demasiado facilón y la duración no sea demasiado larga, pero es que su objetivo principal es el de llegar al máximo número de usuarios posibles a través de lo que quiere transmitir. No añade paja ni contexto que no tiene cabida en su historia, por lo que va directa al grano, de ahí su escueta duración.

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Arise: A Simple Story no pretende ser nada complejo, sino una obra para todos, sencilla y apuntando directamente a las emociones para universales del ser humano. Piccolo Studio se ha colado con su indie entre lo mejor de 2019 con un proyecto que posee una banda sonora inolvidable acompañada de un diseño artístico para quitarse el sombrero.

El trabajo artístico de la obra.
La banda sonora.
La capacidad que tiene por llegarte tan adentro con un mensaje tan sencillo.
Algún que otro movimiento tosco de cámara nos ha jugado malas pasadas.
La mecánica del salto podría estar mucho más pulida.
Comentario
Mogrovejo Xavi
Xavi Mogrovejo

Cor Petit.

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