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Análisis de Tiny Tina’s Wonderlands: Una partida de rol en el frenopático

Análisis de Tiny Tina’s Wonderlands: Una partida de rol en el frenopático

Tina Chiquitina es ahora la protagonista de su propio videojuego y nos propone jugar con ella la partida de rol más absurda de la historia en Tiny Tina’s Wonderlands. Un spin-off que sigue la fórmula Borderlands refinándola lo justo para seguir siendo sumamente atractiva.

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No existe un término técnico que describa el fenómeno de no querer volver a un videojuego por miedo a destruir el recuerdo idealizado de aquella vez que lo jugaste. La primera vez que entré en contacto con Borderlands fue todavía con dobles mandos y pantalla divida acompañado de a quien aún puedo llamar mejor amigo en unas tardes veraniegas injustamente cortas que se convertían en noche después de hacernos unos macarrones con tomate. Con una cantidad de bebidas energéticas que pondría a temblar al mismísimo Alberto Garzón, nuestra única preocupación era en casa de quién íbamos a jugar el próximo día.

Una saga que apuesta por el humor absurdo y una enfermiza obsesión por las estadísticas se convirtió en uno de esos juegos capaces de marcar una etapa de mi vida. He comprado algunas entregas desde el primer juego, pero nunca he sido capaz de sumergirme más de unas cuantas horas porque me invadía la sensación de estar viendo el nuevo capítulo de una serie sin la persona con quien prometí seguirla. Tuvo que ser con Tiny Tina’s Wonderlands que finalmente pudiera reengancharme a la franquicia sin ese estúpido sentimiento de traición para darme cuenta de que todavía podía revivir aquella época durante unas cuantas horas al día.

Una aventura en la imaginación de Tina Chiquitina

Bajo la premisa de habernos quedado atrapados en una nave, Tina Chiquitina organiza una partida de rol llamada Cámaras y Cabronazos en la que asumimos el papel de Labradestinos, un personaje secundario en el mundo real que toma protagonismo en este universo de fantasía. En primera instancia somos un lienzo en blanco que todavía debe elegir cuál es su clase favorita y gestionar una serie de puntos para aumentar nuestras estadísticas y luchar contra un enemigo todopoderoso que quiere disputarle el rol de ‘game master’ a Tina y al que perseguiremos a lo largo de la aventura.

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Como podréis esperar si alguna vez habéis jugado a Borderlands, la historia de Tiny Tina’s Wonderlands no es más que una premisa absurda para enfrentarnos a una cantidad absurda de enemigos, proponernos unas tareas todavía más absurdas y llegar al colmo de la absurdez con unas líneas de diálogo que rozan el ridículo. Ya durante una de las primeras misiones secundarias hay una conversación entre los personajes en la que se deja claro que, como el título de Gearbox, Cámaras y Cabronazos no es el mejor juego de la historia, pero te lo estás pasando como un mono en un bufé libre de plátanos.

Borderlands es una franquicia transparente en la que sabemos a lo que vamos. Un ‘comehoras’ que nos recuerda que los juegos son para divertirse y que no todos los títulos deben tener la profundidad de Elden Ring o la canción de amor a los clásicos de Tunic. Es una experiencia ligera en la que no necesitamos misterios o incógnitas para pasar días encerrados en Mundoasombro. La demostración pura de que los conceptos básicos del juego siguen vigentes y, aunque no estamos aquí para reflexiones demasiado profundas, el recuerdo de que no hay mejor cosa que hacer con el tiempo que perderlo con las cosas que nos gustan.

Es cierto que no es el juego más variado y que las largas sesiones se pueden volver algo monótonas pese a los infinitos tipos de enemigos o la recompensa constante. Sin embargo, no pasará mucho tiempo desde que cierras la partida hasta que quieres volver a ella para ver a Tina ejerciendo de game master en este juego de rol y escuchar las disparatadas ideas de tus consejeros Valentine y Frette. Dos guías de personalidad antagónica que tratan de hacerte entender el mundo de Cámaras y Cabronazos desde su punto de vista sin meterse demasiado en tus decisiones.

Los combates no son difíciles ni lo pretenden, pero sí bastante divertidos

Nos enfrentamos a un mundo en el que nada tiene sentido, en el que vemos a Tina ejercer como una directora de juego sensacional y surrealista que bien podría pasar a dirigir partidas de rol en un frenopático. Si hay que tirar cuatro paredes para que el jugador se divierta, adelante con ello y si hay que hacer todavía más derrumbes no serán los desarrolladores los que se opongan. No hay seriedad ni se pretende. La pretensión de la sencillez no te hace candidato al GOTY y tampoco debería. Sin embargo, si a conquistar más de un corazón en una época en la que el mundo se ha vuelto tan gris.

Desenfadado no significa descuidado

Puede que estas circunstancias no inviten a pensar en un juego con decisiones de diseño brillantes. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Es posible que juegos de mundo abierto sigan siendo una gran tendencia, pero como tantos otros estoy cansado de que estén vacíos y que el camino entre dos misiones invite a utilizar el viaje rápido de formas absurdas. Menos es más y parece que los muchachos de Gearbox al fin lo han comprendido tomando como referencia una solución que no tiene menos de 20 años: crear un “Supramundo” que hace de tablero y copiando la milenaria técnica de convertirnos en un muñequito chibi de velocidad endiablada.

Este supramundo es el que conecta las diferentes ‘pantallas’ del juego y marca nuestra progresión. Un espacio condensado que ameniza los viajes en el que podemos encontrarnos con diferentes misiones, mazmorras o altares que profundizan en los sistemas secundarios de Tiny Tina’s Wonderlands. En él ocurren algunos de los momentos más desenfadado, sustituyendo la necesidad de hacer un viaje rápido por un trayecto ameno en el que pasaremos tanto tiempo como queramos. Quizás estemos buscando algo más de ‘loot’, desbloqueando nuevos caminos o queramos mejorar nuestras estadísticas; procesos que a priori catalogaríamos como horribles y aburridos, pero que en este caso se convierten en una fortaleza.

El supramundo es una solución elegante a los mundos abiertos 'vacíos'

Todo está puesto para resultar divertido y ni siquiera hemos comenzado a hablar de las armas. En otro ejemplo de continuidad de la saga –que quizá este es el mayor defecto del juego–, encontraremos todos los dispositivos habidos y por haber. Aunque estamos en un universo de fantasía, la magia ha transportado fusiles de asalto, subfusiles, francotiradores, pistolas ballesta, revólveres y hasta armas de rayos a Cámaras y Cabronazos. Hay miles de variaciones entre armas preconstruidas y combinaciones aleatorias que se pondrán a nuestra disposición desde las primeras horas de la aventura.

El frenesí violento y negacionista de la táctica es la seña de identidad de Tiny Tina’s Wonderlands. Dispara y muévete para acabar con una horda de enemigos variados y bien dispuestos que crea esa agradable ficción de que estamos superando un reto. La dificultad se antoja un tanto demasiado baja, aunque todo sea dicho que esto fue jugando en el modo normal que recomiendan los desarrolladores. Sin embargo, descargar plomo sin parar quemando más de quinientas balas de fusil de asalto en una pelea siempre va a ser un ejercicio placentero que cumple con nuestras más oscuras fantasías de poder.

Sí se hacen algo más tediosas las peleas contra jefes, que en su mayoría solo son esponjas de balas y no resultan demasiado divertidas. Un punto el que se rompe la dificultad ficticia del juego que nos quiere hacer sentir poderosos al pasar a enfrentar a un solo enemigo o tener que centrarnos en los súbditos invocados, que solo están ahí para que podamos matarlos y revivir de forma instantánea cuando nuestra barra de vida llega a cero. Un pequeño fallo de diseño en un juego limpísimo de estos errores en términos generales al que no le hubiera venido mal ser algo más ambicioso.

Por supuesto, contamos con infinidad de armas y una odisea de estadísticas

El espíritu de una partida de rol

En términos generales, Tiny Tina’s Wonderlands sigue adelante con los vicios y las virtudes de la saga a la que viene a homenajear. Es quizá algo superior que la saga a la que hace homenaje, pero peca de falta de novedades. Incluso si solo llegue a pasarme la primera entrega, he visto cosas que me han resultado muy familiares. Es un defecto muy fácil de perdonar para alguien cuya única intención de aquí en adelante es esperar a la salida y tratar de ‘venderle’ el juego a su colega para revivir el verano de 2010, pero solo puedo entender a quien le tire para atrás tanta similitud.

Es cierto que tenemos nuevos sistemas de progresión y alternativas más que suficientes para pasarlo bien, pero teniendo en cuenta la premisa desenfadada de Cámaras y Cabronazos hubiera cabido esperar algo que rompiera el tablero. Abandona muchos de los conceptos genéricos y se agradece, especialmente cuando venimos de un calendario cargado de obras que, aunque magistrales, fueron demasiado serias. Quizá por eso esperaba que buena parte de la locura de sus premisas se transmitiera en una jugabilidad que, aunque satisfactoria, no siempre es tan imaginativa como podría haberlo sido.

Con todo y con eso, la verdad es que no puedo esperar a que llegue el día de lanzamiento para despilfarrar ‘la paga’ en bebidas energéticas y pegarle un timbrazo a mi colega Diego. Con esto de la pandemia hace un tiempo que no le veo la cara, aunque me inquieta más saber donde vamos a enchufar tanta pantalla, de donde sacaremos el tiempo para fundirnos al Señor de los Dragones o cuál de los dos hará la broma más absurda tras alguna frase estúpida de Tina Chiquitina.

84

Tiny Tina’s Wonderlands es la perfección de la fórmula Borderlands y un spin-off que supera a la saga en la que se inspira sin añadir tanto como nos gustaría. Su única intención es ser divertido independientemente de las consecuencias y lo consigue. Una receta que ya nos maravilló en el pasado y que se renueva lo justo y necesario para seguir siendo atractiva.

Tiene la única intención de divertir y lo consigue
Los diálogos e ideas de Tina están a la altura del personaje
El arsenal es tan variado e ingenioso como siempre
Un 'comehoras' perfecto si buscamos un juego desenfadado
Hubieran venido bien más guiños al rol de mesa
Peca de ser demasiado monótono a la larga

Ficha técnica

  • Título: Tiny Tina's Wonderlands
  • Desarrolla: Gearbox
  • Distribuye: 2K Games
  • Idioma: Voces y textos en español
  • Fecha de lanzamiento: 25 de marzo de 2022
  • Plataformas: PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series y PC
  • Precio: 59,99€
Comentario
Bruno Ouviña
GalleGutsito  - Editor

Apasionado de los pequeños detalles y obseso de la estadística, comencé con el League of Legends competitivo en 2013 - "Someday I'll be living in a big old city"

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