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Análisis de Halo Infinite: un Jefe Maestro modernizado en un exitoso punto y seguido para la saga

Análisis de Halo Infinite: un Jefe Maestro modernizado en un exitoso punto y seguido para la saga

El Jefe Maestro sobrevive a los Renegados, y también al desarrollo tan complejo de Halo Infinite. La nueva entrega moderniza el gameplay, y también a nuestro protagonista, para crear un juego imprescindible de Xbox.

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Si entendemos la llegada de Phil Spencer y su ambicioso plan de remodelación, Xbox Game Pass mediante, de la marca Xbox hace unos cuantos años, como el primer punto de viraje en el área de videojuegos de Microsoft, y el lanzamiento de la primera consola diseñada bajo su mando, Xbox Series, como el segundo, la realidad es que por mucho que Forza Horizon 5 haya sido un éxito de crítica, público y toda una demostración de músculo gráfico, la responsabilidad y las miradas estaban en Halo Infinite.

Porque así son los jugadores estrella. Por mucho que el equipo haya conseguido que Xbox llegue a igualar el partido de la generación (en sensaciones y valoración de marca, que PlayStation sigue vendiendo más tras el salto), es el Jefe Maestro el que debe lanzar el tiro decisivo. El peso específico de esta saga es capital en una Xbox que ha madurado mucho antes como servicio, marca y agente dentro de la industria, que como diseñadora de videojuegos en primera persona.

Ha de ser este nuevo Halo el que de verdad de carpetazo a una etapa. Aunque Xbox buscase hacer bandera del discurso del "no salto generacional" y de "no dejar a nadie atrás" (incluso con el propio Halo Infinite estando disponible en Xbox One), la realidad es que hay que pasar página y volver a la primera plana de la relevancia como desarrolladora, más allá de fogonazos como han sido los Forza, Gears y Halo durante la pasada generación. Esa es, nada más y nada menos, la presión que tiene Halo Infinite.

Halo Infinite como punto y seguido

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Esto es así porque, aunque todos sabemos que Microsoft ha sacado la chequera a pasear con compras como la de Obsidian, Ninja Theory o la muchimillonaria de Bethesda, aún queda un rato para que sus juegos armen una primera línea de lanzamientos propios totalmente abrumadora. Aún con su retraso y con los dramas del mismo, Halo Infinite sigue siendo esa luz en la oscuridad para la marca. Lo es, porque más allá de acabar siendo un buen juego, también ha de demostrar que Xbox ha entendido la evolución de los videojuegos durante estos últimos tiempos.

Si algo nos ha demostrado el escaso eco que han tenido lo que otrora habrían sido megatones como COD: Vanguard y Battlefield 2042 es que la fórmula de antes ya no funciona; o mejor dicho, ya no tienen éxito más allá del dinero o las ventas. Esto puede parecer una tontería en un mundo en el que el dinero es el mayor vector del éxito para muchos, pero Xbox se ha esforzado en evidenciar (y especialmente Microsoft) en que ven el dinero como un medio, y no como un fin.

Estamos en un momento en el que los videojuegos han crecido, tanto en tono, como en ambición. Se buscan historias, personajes y sensaciones distintas. Podemos pensar en la competencia directa, con el caso obvio de la reimaginación de Kratos en God of War, de algo más familiar para Xbox como es Senua y cómo trata Hellblade las psicopatías, o incluso cómo lo clavó Valve al cumplir las incumplibles expectativas que todos teníamos con Half Life 3, tirando de VR con Alyx.

Pero el encaje de bolillos con Halo Infinite era aún más complejo. Su desarrollo tan difícil, las expectativas moderadas de muchos tras el fiasco de Craig y el escaso margen de maniobra que deja el cierre de una segunda trilogía, así como el inmovilismo intrínseco de un protagonista como el Jefe Maestro, sin más expresividad que sus silencios... Todo eso crea un caldo de cultivo que podría terminar con algo como Gears 5: un juego divertido, espectacular y genial en los mandos, pero al que su esfuerzo en implementar novedades acaba por traicionar el espíritu original de la saga sin siquiera añadir algo especialmente memorable.

No sé si esto tiene sentido, pero creo que queremos nuevas entregas de nuestras sagas más queridas que sean como los recordamos, no como eran realmente. Queremos potenciar lo que es realmente memorable y ha ganado la batalla al paso del tiempo, y no detenernos en guiños o incluso calcos que realmente no hacen mejor el juego. Es una locura pedir algo tan etéreo a un desarrollador de videojuegos, pero cada día estoy más convencido de que ese es la receta para el éxito en este tipo de trabajos.

Descartado el drama visual en nuestras primeras impresiones en Series X de hace unos cuantos días, toca buscar si los hilos que dibujamos en el texto han seguido cosiendo algo más que un Halo de mundo abierto. Esa es la misión de este análisis de un juego tan capital para una marca tan capital de los videojuegos.

El Jefe Maestro con los silencios más importantes

¿Y qué es lo que había comentado hace unos días? Pues que estábamos frente al Jefe Maestro más sensible de siempre. No es nada drástico, e incluso es entendible si tenemos en cuenta el viaje emocional al que se ve expuesto durante todos estos años de lucha por la galaxia, pero sí que llama la atención ver cómo es más reflexivo que nunca. No me entendáis mal, el Jefe sigue siendo un héroe de acción del más alto nivel y alguien que siempre afronta los problemas trazando la línea recta.

Pero sí que veremos matices importantes, silencios muy elocuentes, e incluso un cambio en el tono siempre solemne del Jefe que emocionaría a Spielberg. Nada de cosas pastelosas, o de giros temáticos bruscos en la saga; pero sí sutilezas que nos hacen ver que la aventura de todas estas entregas han hecho mella en John.

No es que haya grandes dinámicas que posibiliten algo más que estos detalles, porque apenas hay dos personajes aliados en la historia: el Piloto, que nos llevará en su Pelican y será la justificación jugable al viaje rápido, y el Arma, que buscará ocupar el enorme hueco dejado por Cortana. Junto con el Jefe Maestro, serán los responsables de mover la historia en el plano emocional. Y decimos esto, porque los enemigos, aunque con algunos detalles interesantes en la recta final, cumplen el papel de obstáculos necesarios para la trama y la jugabilidad. Pero no les pidamos más.

Un gameplay suave como el terciopelo

Y también dije que a nivel jugable estábamos frente a un título que evolucionaba la fórmula histórica de Halo, pero sin serle infiel. La campaña de Halo Infinite se siente como un Halo, a pesar de su mundo abierto, misiones secundarias y demás aspectos derivados de esto. El único miedo que teníamos era que se diluyera la epicidad de las misiones principales entre tantas cosas que hacer; algo infundado tras completar la campaña. En particular, hay un tramo de duración importante en el que el juego dice adiós al mundo abierto, y se centra tanto en el gameplay como en que avance la historia; que realmente nos ha encantado.

Porque el gameplay... De esto tenemos que hablar. La suavidad con la que se controla el Jefe, la personalidad de cada una de las armas y la inteligencia artificial de los enemigos incluso desde la dificultad normal, hacen que el juego sea brillante. Podemos hablar de diseño de mapeado, misiones y emplazamientos de las secundarias, pero lo que realmente te da ganas de limpiar una zona del mapa no es otra cosa que seguir disfrutando a los mandos.

Un amigo mío llama "teoría del gancho" a que todo juego siempre es mejor con uno. Halo Infinite refrenda esta idea, porque el juego se convierte en algo tan superior, y a la vez tan lógicamente evolucionado, que asusta. Es tanto así, que yo mismo he rechazado en no pocas ocasiones el usar los vehículos históricos de Halo para ir saltando de árbol en árbol con el gancho.

Pero además de la movilidad, el gancho de Halo Infinite puede ser mejorado hasta conseguir un movimiento que nos hace ir a por un enemigo y golpearles de forma durísima. En la preview ya hablé de esto como un añadido a la altura de las ejecuciones del reboot de DOOM, y me reafirmo. Casa a la perfección con el juego, porque al Jefe le pega ir repartiendo culatazos de su rifle; también con la naturaleza más abierta y de arena del mundo, y finalmente con el ritmo de juego exigido en estos momentos.

Hay John para rato

El multijugador está siendo un éxito.

Pero ese gancho es uno de los varios añadidos a la armadura de Spartan del Jefe. Tenemos un sensor de movimiento, un dasheo para esquivar a los mastodontes que buscarán golpearnos a melé o un escudo desplegable en el suelo, por citar algunos. Y lo cierto es que apenas he usado un poco el primero de estos, por su utilidad en ciertas fases contra enemigos camuflados. Ni el cambio de dispositivo es ágil (requiere dos pulsaciones), ni encuentro tanta satisfacción y utilidad como con el gancho.

Ese es el punto más negativo de Halo Infinite, junto con la percepción que he tenido de que no ha habido tantas fases de batallas en vehículos como me gustaría. Y digo que es una percepción, porque realmente sí que se tienen, y sí que hay una gran batalla de este tipo; pero creo que es relevante comentar esta sensación. También es cierto que cuando se active el modo cooperativo en la campaña, esto de los vehículos será aún más interesante, y a buen seguro que la campaña merece una revisión en su conjunto.

Pero Halo Infinite es, por encima de todo, tanto un punto y final (entendible por ser el final de la segunda trilogía), como un punto y aparte. El Jefe Maestro quiere hacer borrón y cuenta nueva, a pesar de que su pasado es glorioso y hay que seguir rindiéndole pleitesía. Y los cambios demuestran que sí, hay John para rato.

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Halo Infinite no revoluciona los videojuegos, pero tampoco lo busca. Su misión es la de ser un juego del más alto nivel y actualizar al Jefe Maestro para traerlo de nuevo a la primera plana de la relevancia, y eso lo consigue con un cóctel de jugabilidad excelente, sensibilidad por las nuevas tendencias del sector y un cariño enorme por todo lo construido por la saga hasta el día de hoy.

La jugabilidad es sencillamente deliciosa.
Cambios pequeños, pero muy significativos.
Sigue siendo el Jefe Maestro, pero se abre lo necesario para no ser una parodia del héroe de acción en 2021.
El mundo abierto da nuevas cosas sin restar demasiado ritmo.
El gancho eclipsa el resto de artilugios.
Esperábamos más de los enemigos principales.

La Ficha Completa

  • Título: Halo Infinite
  • Desarrolla: 343 Industries
  • Distribuye: Microsoft Studios
  • Idioma: Voces y textos en español
  • Fecha de lanzamiento: 8 de diciembre de 2021
  • Plataformas: Xbox One, Xbox Series X/S y PC (Steam y Microsoft Store)
  • Precio: 69,99 euros (Disponible de lanzamiento en Xbox Game Pass)
Comentario
José Ángel Mateo Albuerne
Razablan  - Director

Desde que tengo uso de razón, me apasionan los videojuegos. Tan importante como esa Game Boy Pocket con el Pokémon Azul fueron todas las Hobby Consolas y Nintendo Acción que leí de pequeño.

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