Hace unos días os traíamos nuestras impresiones sobre Warcraft 3: Reforged. Hoy, con más calma y después de haber analizado más en profundidad este remake, estamos listos para valorarlo. Para el que se haya mantenido todos estos años en algún tipo de aislamiento, Warcraft 3 es un RTS con aspectos roleros muy potenciados por el uso de héroes e items. Al igual que su forma clásica solo está disponible en PC, en la plataforma de Blizzard, Battlenet.
Un espectáculo vergonzante
Los jugadores han calificado Warcraft 3: Reforged de desastre, hasta el punto de llevarse las peores notas en las webs especializadas, por delante de catástrofes como Fallout 76. Por eso queremos ser ecuánimes en este análisis y tomar a Blizzard como la compañía que es actualmente y no la que fue. Activision Blizzard es el niño flojo de la clase, ese que todo el mundo sabe que con un poquito que haga sería el más listo de todos, pero que no coge un libro ni para quemarlo. Ese crío que nos da coraje porque sabemos el potencial que tiene y no aprovecha y que, por tanto, se intensifica todo lo que hace pareciendo aún peor. Por supuesto con estas líneas no esperamos excusar el desastre, pero si eliminar esa sensación extra asumiendo que ya no es la compañía que nos conquistó antaño.
Como ya os escribimos hace poco en nuestras primeras impresiones, Warcraft 3: Reforged subió las esperanzas de los fans a cotas que hacía tiempo Blizzard no alcanzaba. Las expectativas eran altas, un remake completo, una visión completamente nueva. Desde el pixel más pequeño hasta la cinemática más característica. Un reforjado visual que ha perdido fuelle y se ha quedado corto en expectativas pero que sigue siendo mejor que el modo clásico.
Los modelos de las unidades y los personajes son los más llamativos, algunos reciclados de otras licencias de Blizzard como Heroes of the Storm. Esto no le quita mérito puesto que siguen siendo los mismos personajes y da una cierta coherencia en su universo. Pero que destacan a su vez con el fondo, que si bien han sido remodelados edificios, estructuras y demás parafernalia, el terreno no ha corrido tanta suerte dejando una sensación de remasterización basiquita. Además, cabe destacar lo justita que están las animaciones, teniendo muy poca variedad y consistencia. Hasta tal punto que si antes un peón estándar componía su arsenal con: pico hacha y martillo. En esta reforja han prescindido del último y más que a construir se dedican a tallar los edificios a golpe de hacha.
Ni que decir tiene que salvo una cinemática, la del orco y el humano luchando en una colina, el resto siguen tal cual nos las encontramos hace 18 años. Warcraft 3 destacó siempre por estas cinemáticas, cargadas de detalles y muy avanzadas en su época y que no habían envejecido tan mal, restando un par donde Thrall tiene cara de orco trasnochado. Estos últimos años tanto la propia Blizzard como algunos de sus competidores más directos, Riot (LoL) o Hi-rez (Smite), han usado la tecnología más avanzada para recrear nuevas cinemáticas de altísima calidad por lo cual, por comparativa, las más clásicas quedan ya cada vez más anticuadas. Por ello aunque digan teniendo un regusto vintage y sean un baño de nostalgia, son de otra época.
Algo que si se ha hecho de manera positiva, y que es de agradecer, han sido los cambios a ciertos niveles de la campaña. Sobre todo los que tienen que ver con ciudades icónicas del título: Stratholme, Dalaran, Quel'Thalas, etc. Los cambios en la jugabilidad de estos mapas, con más enemigos y una distribución de caminos diferente, para hacerlo todo más parecido a lo visto en World of Warcraft son un soplo de aire fresco y una pequeña motivación para volver a revisitar las 40 horas que dura la campaña de Warcraft 3.
Con prisas y a lo loco
Un título que tampoco a cambiado a nivel argumental, normal por ser los cimientos del Lore de WoW. Esto esencialmente es bueno, dado que no han modificado la que ya era una historia llena de detalles y bien construida. Quizás haya faltado añadir algún corte extra, que diera alguna pista o significado a la narrativa de las últimas expansiones del MMO de Blizzard. Por otra parte las recientes declaraciones de los responsables de Warcraft 3: Reforged dan a entender que darán apoyo al título por bastante tiempo, ¿puede que estén pensando en algún nuevo DLC?
A su vez estás mismas declaraciones nos han dado pie a reconciliarnos con algunas de las características que el reforjado de Warcraft no tuvo en su salida. Junto con el parche del "primer día" hace que no tengamos que sufrir mucho tiempo la falta de aspectos como el ladder o ciertos bugs incómodos, pero a la vez denota la falta grave de maduración que ha sufrido.
Esto se ve tanto en la, ya mencionada, falta de características que ahora intentan taponar a toda prisa y en la falta de pulido de muchos de sus aspectos. Fundamentalmente en lo referente a la optimización y al aspecto visual. Dejándonos bugs gráficos como un edificio en llamas parpadeantes. Con la optimización ocurre algo parecido que se nota haciendo uso de la interfaz, ralentizada, o bajones incómodos de fps. Por otro lado, pero conectado a esto, lo peor de Warcraft 3: Reforged es la falta de una interfaz mejorada, hay cambios con respecto a la clásica, pero no son para mejor pues son en su mayoría visuales. El culmen de la dejadez, y ejemplo más claro, es la imposibilidad de cambiar la asignación de teclas desde el juego, teniendo que salir del mismo y modificar un archivo para tan nimio acto.