He podido abrocharme los patines, ponerme el protector bucal y comenzar a jugar a Roller Champions un poco antes de su lanzamiento. El nuevo free to play de Ubisoft al fin llega de forma definitiva tras más de tres años de desarrollo. Pudimos probarlo por primera vez en el E3 de 2019 y desde entonces la compañía ha abierto diferentes fases de testeo para apoyarse en la comunidad de cara a un pulido final que necesitaba como el comer. Un camino tortuoso que al fin concluye este 25 de mayo con un estreno para PC, Xbox y PlayStation.
Roller Champions es un free to play que merece la pena
Tal y como está ahora mismo la industria del videojuego, ni siquiera un lanzamiento en formato free to play es garantía de que los jugadores vayan a probar el título. El mercado esta plagado de juegos gratis a los que podemos dedicar un sinfín de horas. Entre ellos un amplio surtido de títulos competitivos como League of Legends, Rocket League o PUBG. Hace falta darle a la gente un muy buen motivo para dejar sus juegos de cabecera y decidirse a probar lo nuevo. Sin embargo, tras unas horas de Roller Champions ya he avisado a mis compañeros habituales de fracaso en partidas clasificatorias de que tengan el listo el juego para el miércoles a la hora de salir de trabajar.
Roller Champions no es un juego al uso que nos ofrezca grandes momentos de fantasía actuando en solitario. Lo nuevo de Ubisoft es ante todo un deporte de equipo que pretende ser mucho más serio que sus principales competidores. Tomando referencias del roller, el baloncesto y el fútbol americano; el objetivo del título es cooperar para dar vueltas a una pista ovalada y tratar de anotar puntos. Partidas cortas de siete minutos en las que gana el primero en llegar a cinco o aquel que lidere el marcador una vez el crono haya llegado a cero y finalice la última posesión.
Existen mecánicas de riesgo y recompensa, ya que anotamos más puntos cuantas más vueltas demos en el óvalo, pudiendo ganar la partida con una sola jugada. Algo que también ayuda a mantener la tensión. Podemos hacer un partido buenísimo e ir ganando por cuatro tantos, que si nos despistamos al final y permitimos a los rivales completar varias vueltas nos remontarán. Una interesante adaptación de conceptos deportivos como el Hail Mary del fútbol americano que cumple su cometido de generar intensidad constante durante los enfrentamientos.
El colectivo por encima del individuo, el "problema" de Roller Champions
Lo mismo que hace diferente e interesante a Roller Champions es el aspecto que más me preocupa. Ya profundizaremos en esta situación durante el análisis, pero hay dos problemas muy relacionados. Las mecánicas no son demasiado profundas y ofrecen muy pocos momentos de satisfacción individual. Todo lo que pasa en las partidas de Roller Champions sucede en equipo, de forma que no hay mucho espacio para la fantasía. Apenas tenemos que controlar fintas, pases, lanzamientos y velocidad. Son variables importantísimas que dan lugar a multitud de jugadas diferentes, pero que siempre se ponen al servicio del colectivo.
En comparación con Rocket League, Roller Champions da más peso al rendimiento colectivo. Sin embargo, no introduce ese instante en el que rematamos un balón tras lanzarlo al larguero y saltar dando más giros en el aire de los que somos capaces de contar. Falta un momento espectacular tan demandado en la cultura de TikTok que nos haga seguir jugando. Ese que justifica echarle más de 800 horas a un título de fútbol con coches o el que nos anima a jugar otra partida a League of Legends. La jugada que siempre perseguimos y solo conseguimos en contadas ocasiones.
La intención es suplir esta falta con un juego de equipo perfecto. Hacer el trabajo sucio de placar a los perseguidores de nuestro corredor o desmarcarnos impulsándonos en nuestros compañeros para doblar en velocidad a los rivales, recibir un pase libre de marca y tirar a placer. Lo único que me asusta de Roller Champions es que la falta de elementos de brillo individual me eche para atrás una vez haya jugado las horas suficientes. Sin embargo, estoy completamente seguro de que hasta ese momento habré estado divirtiéndome en sus modos de juego casuales, pajareando por el Skate Park para hacer unos cuantos trucos o quemando las partidas clasificatorias.