Internet tiene muchas cosas buenas, pero también algunas malas, como que algunos internautas imaginan que el anonimato que les brindan sus pantallas les aporta permiso para hacer de todo. A lo largo de los años, el acoso y las amenazas se han vuelto cada vez más numerosos y representan una verdadera lacra.
Al amparo de un seudónimo que oculta su identidad, lamentablemente hay algunas personas que cruzan la línea roja y se convierten en acosadores digitales. En 2014, el estado francés ha dado un primer paso contra el ciberacoso al añadir el artículo 222-33-2 al Código Penal, ley reformada en 2018 que establece que el ciberacoso es una forma agravada de acoso moral.
Una sentencia de prision
Streamer Mahla presentó una denuncia contra un hombre de 27 años por acoso moral a través de un servicio de comunicación en línea. El hombre le envió innumerables mensajes y esperaba que ella lo ayudara a convertirse en streamer. Además, a veces decía que estaba enamorado, sonando muy amenazador. En particular, declaró durante su juicio: “Me hubiera gustado conocerla. No le deseo ningún mal".
También se presentó un informe psiquiátrico a los magistrados que reveló rasgos esquizofrénicos y subrayó el deterioro del discernimiento del imputado.
El tribunal lo condenó a un año de prisión, de los cuales seis meses son suspendidos, acompañados de la prohibición de contactar a la víctima durante 3 años y de ejercer la actividad profesional de streamer durante 5 años.
Cada vez son más los casos de este tipo que van a los tribunales, pero lamentablemente el ciberacoso sigue estando demasiado presente en las redes. Pero sigue siendo alentador y muestra que el anonimato en la web no está garantizado, y con razón, cuando se infringe la ley.