Los campeones con aspecto de monstruo no tienen demasiados fans en League of Legends. Si echamos un vistazo a cuáles son las tendencias entre los jugadores veremos que la inmensa mayoría de ellos se decantan por humanoides con los que puedan sentirse identificados en mayor medida. Estos personajes no antropomórficos suelen ser de nicho. En comparación no son muy populares, pero los usuarios que se decantan por ellos son extraordinariamente dedicados y están dispuestos a sacarle el máximo provecho.
Anivia es un buen ejemplo de esta situación. La Criofénix cuentan con un buen número de jugadores que en cada parche disputan varias partidas con ella. Esfuerzo y dedicación que rápidamente se traduce en un extenso conocimiento de la campeona para sacarle partido a las mecánicas que esconde su aparente simpleza. Viendo su kit de habilidades es normal que no lo parezca, pero el muro de su W (Cristalización) ofrece un sinfín de alternativas.
Un miembro de la comunidad ha querido compartir algunas de las situaciones en las que el muro de Anivia puede funcionar de una forma algo imprevista. En este caso concreto, se ha detenido en un par de interacciones sorpresivas que permiten a la campeona llevar a cabo tareas para las que en principio no estaba diseñada como cortar los saltos y desplazamientos enemigos con un pequeño derribo aéreo o su capacidad de bloquear el paso a enemigos debido a un aparente mal funcionamiento que viene arrastrando desde su debut en League of Legends.
Vitas estas jugadas, lo cierto es que cualquiera podría cambiar de opinión sobre la verdadera profundidad mecánica que tiene esta campeona. Incluso aunque algunas de sus capacidades provengan de lo que aparentemente es un error, lleva tantos años en el juego que para muchos de los jugadores de Anivia se ha convertido en una especie de mecánica oculta a la que pueden sacar partido si saben ejecutar. ¡Adiós al prejuicio de que es un campeón demasiado sencillo!
Fuente
En ocasiones nos encontramos con casos como estos en los que un jugador profesional nos hace sentirnos especiales. No todos son robots.
