Sin duda, la saga Commandos es historia de la industria española del videojuego. La obra de Pyro traspasó fronteras como prácticamente había hecho nadie en el entretenimiento interactivo patrio. Su trasfondo histórico, el reto que suponía cada nivel y el carisma de sus personajes, con sus inolvidables frases 'cliché', hicieron historia, quedando grabada a letras de plomo en la retina de los jugadores de todo el mundo.
La saga estratégica lleva muchos años en el olvido. Por diversas razones, muchas de ellas externas al mundo del videojuego, no se explotó, o se hizo mal, el filón que se había generado con Commandos. Por eso, la franquicia ahora está en manos de Kalypso Entertainment, quienes han tenido a bien producir el desarrollo de Commandos 2 HD Remaster, casi veinte años después del lanzamiento de la obra original, leyenda del software español.
Como su propio nombre indica, se trata de una remasterización cuyos principales cambios llegan en el aspecto visual. Lógicamente, todo luce mejor que antaño. Ahora, podremos distinguir mejor al boina verde, al zapador y demás soldados dispuestos a irrumpir en la retaguardia alemana. Sus cuerpos y rostros, así como los escenarios son los grandes beneficiados de esta nueva versión.
Se ha trabajado minuciosamente para cuidar el amor por el detalle a nivel visual, para aumentar la definición de cada peidra o cada trozo de césped. Un fantástico 'lifting' que incrementa todavía más el componente inmersivo de la obra. Por si hay algún despistado, Commandos 2 es un videojuego de estrategia en tiempo real, donde debemos utilizar las virtudes de soldados de campo para cumplir determinados objetivos que sirvan para mermar las líneas del ejército nazi.
Bueno, del ejército nazi... antaño. Para esta reedición, y de forma inexplicable, se ha suprimido toda la simbología nazi y del sol naciente japonés. Desde Kalypso alegaron esta decisión a que 'solo habrá una versión internacional del juego y no contendrá ningún símbolo, representación, discurso u otros elementos que puedan vulnerar la ley en diversos países'.
Una justificación bastante discutible a estas alturas, y que quebranta sin miramientos el concepto del juego, y el poder que puede tener el videojuego utilizado como medio divulgativo. Es cierto que el cambio en estas banderas o símbolos no afecta al desarrollo ni a su capacidad para entretener y divertir, pero sin duda, se puede tomar como un paso atrás en la madurez del ocio electrónico como herramienta didáctica.
También es cierto que se podría haber aprovechado este remaster para corregir ciertos fallos que aun se conservan de la obra original, como que los soldados controlables se empujan levemente si acruzan por la misma zona, restando ápices de realismo y emocionales. Sí es cierto que estas mejoras llegan más a nivel de otros factores dinámicos, como el realismo del agua o de las explosiones.
Todos estos 'peros' no restan un ápice de interés a la obra, que sigue siendo tan entretenida como lo fue en el año 2001. Y de puñetera. Progresar por los escenarios, cumpliendo los objetivos, es todo un rato. Debemos ser unos verdaderos estrategas; saber elegir all soldado adecuado, planificar el próximo paso y estar atentos a los patrones y a los conos de visión de los enemigos, son las claves para no tener que repetir el nivel de forma constante.
